¡Oh Dios, consuelo de los afligidos y salud de los que en Ti esperan, que aceptaste misericordiosamente las piadosas lágrimas de la bienaventurada madre Santa Mónica por la conversión de su hijo San Agustín! Concédenos por la intercesión de ambos que imitando su ejemplo, podamos acercarnos más a Ti por el camino que nos marca tu Hijo Jesucristo. Amén
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