Desafortunadamente debido al mal estado del muro que se había dejado, aunque la primera intención era no tocarlo para no agrandar el daño y los costos, se tomó la decisión de demolerlo por seguridad, evitando un riesgo mayor y futuras complicaciones, y reconstruyendo lo que estaba mal construido. Es lamentable porque los fondos ya son insuficientes y es una obra que no se puede parar pero fue necesario. Sin embargo seguimos confiando en Dios, en su providencia que no abandona y que se cumple en personas de buen corazón que colaboran.